La espelta y la lactancia.
Tal y como ya hemos visto en otras entradas anteriores de este blog, dos doctores en Alemania, el Dr. Hertzka y el Dr. Strehlow han experimentado los efectos curativos que tiene la espelta en el organismo de numerosos pacientes.
Como venimos también diciendo en entradas anteriores, para que esos efectos sean enteramente eficaces, la espelta debe ser no hibrida. Hoy en día la variedad más común en el mercado de espelta no hibridada es la “Obelkulmer Rotkorn” (Para más información ver las columnas de arriba del blog.)
Hoy vamos a hablar de un caso interesante que recoge el Dr. Strehlow en su libro “Magen- und Darmleiden” que se podría traducir como “Problemas del aparato digestivo”, de una mamá que no le puede dar de pecho a su hija y en el que se explica como la niña puede salir adelante con unas papillas de espelta; el caso es el siguiente:
“Durante el embarazo, una mama de 34 años sólo se alimentaba de espelta, de frutas y de verduras sin ninguna complicación.
Su fórmula sanguínea es completamente normal. A su nacimiento el bebé tiene una piel bella.
Durante los primeros días el bebé hace unas heces regulares. La mama no le puede dar de pecho, de manera que el bebé es alimentado enseguida con leche comprada. Se supone que esta comida debe ser administrada al bebe durante 6 meses. En la tercera semana de vida, el bebé comienza a padecer flatulencias y empieza a tener las heces duras; la piel se recubre de pústulas. Se procede a una reconversión de la comida de bebé (….) y a partir de la séptima semana, se le empieza a dar una crema de espelta (con 6% de espelta). Después se aumenta todos los quince días la crema de espelta de 1% para evitar que haya una sensación de hambre. El bebé con 6 meses, solo se alimenta ya de espelta. Durante aquellos meses estaba alerta y conseguía mantener bien su cabeza, se sentía bien.”